Por Ike Ochoa
Un sintetizador es un aparato que
genera y manipula sonidos por medios electrónicos. Con este artefacto se pueden
crear nuevos sonidos así como reproducir los de los instrumentos musicales
conocidos. La forma de la onda generada es alterada en su duración, altura y
timbre mediante el uso de dispositivos tales como amplificadores, mezcladores,
filtros, reverberadores, secuenciadores y moduladores de frecuencia.
El primer sintetizador apareció
en 1955. Fue desarrollado por Olsen y Belar en la Radio Corporation of America
(RCA) en Princeton. Estaba destinado a investigar las propiedades del sonido,
no a ser un instrumento musical. Varios compositores se interesaron en ampliar
las posibilidades de producción de sonidos y en controlar todos los aspectos de
la música gracias a esta herramienta. Entre ellos destacan Milton Babbitt,
Marion Davido, Morton Subotnik y Charles Wuorinen. El sintetizador más conocido
es el Moog, la primera máquina sencilla indicada hasta para el uso doméstico, que
recibe su nombre del ingeniero estadounidense Robert Moog, quien desarrolló el
primer prototipo en 1964. Apareció en la década de 1960. Se maneja con uno o
más teclados. Es posible crear un número casi infinito de sonidos y
combinaciones y pueden imitarse muchos instrumentos.
También pueden producirse sonidos
que superan la capacidad de los instrumentos convencionales y que se combinan
con los que captan los micrófonos. Además de su utilidad en la composición, los
sintetizadores se utilizan para adaptar música instrumental, como en las
conocidas grabaciones de Johann Sebastian Bach que Walter Carlos realizó en
1969. El sintetizador Moog fue seguido por otros de diseño similar de empresas
como Buchla y Putney. Entre 1960 y 1980 se fabricaron aparatos más reducidos
que usaban microprocesadores, con lo que se hizo posible la grabación digital
del sonido. Han utilizado estos instrumentos tanto músicos de formación clásica
como grupos de música pop.
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